¿Qué pensáis, sí o no? Pues bien, lo primero que hay que saber es que el cerebro y el estómago están conectados. Aunque de esto estamos seguros de que os habíais dado cuenta.
Cuando tenemos hambre no somos de lo más receptivos, de hecho solemos estar estar bastante irritables haya que la calmamos.
Por lo tanto, se puede decir que sí, que la digestión afecta al estado de ánimo. La normalidad digestiva hace que tengamos un mejor equilibrio emocional.
El aparato digestivo funciona de manera independiente si hay normalidad. En cuanto éste encuentra algún problema, la conexión con el cerebro se vuelve más intensa.
Cuando el cerebro recibe las señales, las clasifica en emociones como: ansiedad, depresión, angustia o placer.
Si se quiere tener una buena salud intestinal, los expertos recomiendan cuidar el intestino y su flora además de relajar el abdomen.
También debemos saber qué podemos o no comer. Conocer nuestro cuerpo está en nuestras manos y deberemos saber qué alimentos nos sientan mejor o peor y a cuáles somos intolerantes. Pues eso es un paso para que nos sintamos mejor después de comer y tengamos una buena digestión.
En otro de los post que escribiremos, hablaremos de cuáles son los alimentos que ayudan a tener una mejor digestión y por lo que deberemos incluirlos en nuestra alimentación. Entre ellos, encontramos la manzana de calidad.